martes, 16 de marzo de 2010

Los potros

Sueltos a la madrugada
inundan el callejón.
Todos juntos. En manada.
Ninguna conversación.
Son sonidos guturales
de animales
- con perdón -
Metansé adentro. No es nada.
Dejen que pase el malón.

Vomitan en las aceras
las pálidas criaturas.
Es que la vida les arde
y ellas apenas si duran.
Hermanas en el acné,
se preguntan para qué.
Escupen y rompen cosas.
Lo que se rompe, se ve.
¡Y vienen de divertirse,
mire usté!

Gritan como condenados
los potros alcoholizados.
Gritan como alcoholizados
porque ya están condenados.

3 comentarios:

  1. Es el mundo que les dejamos, maestro.

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  2. Brillante descripción.Y nuestra generación algo habrá hecho, que produjo tamaños herederos.

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  3. Atención. La vecindad está guardando el aceite de las milanesas, para cuando llegue el momento.

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