miércoles, 29 de marzo de 2017







                                               a angèlica santillàn


vida de torbellino
siempre adelante
apurate que empieza
dale que dale

estoy sola no importa
tanto que tuve
convídame una risa
aunque no dure

agarrame la mano
pégame un beso
lo único que quiero
y me llevo
es eso.



Es un pueblo. Es invierno. Es domingo.
En la vereda de enfrente
hay chicos que juegan
con patines y patinetas.
Gritan y celebran entre ellos...
nada existe màs allà de esa vereda.
Pero  pronto el frìo se junta con la abulia
y se los comen
ahí
en la vereda.



¿de què me ocupo?
construyo altares...
todo el dìa estoy de albañil,
àrido trabajo de escombro y reciclaje.
Pasa un señor que silba
y murmura: pe lo tu do.




  Tenemos días esplèndidos
y majestuosas noches...
A menudo somos tan pero tan felices
que alquilamos un balcón para vernos pasar.
Tenemos amigos que se acuerdan y amigos que se olvidan.
Somos parte de los que matan y roban
pero compartimos y abrazamos.
Aùn somos capaces de sacarnos la camisa.
Aùn somos capaces de crear con estiércol y con barro.
A veces lo entendemos todo
y a veces no podemos entender.
Festejamos igual, por supuesto,
peregrinos en las sombras,


me fui a mar del plata.
se murió mi hermana.
què cosa tan triste.
no lo puedo creer.
el mar sòlo supo
repetirme cosas,
la ciudad y las luces
lo mismo que èl.


¡nos peleamos tanto!
nos quisimos mucho.
esta vez la muerte
fue artera y fugaz.
me dejó prolijo
mirando la nada
se murió mi hermana
no lo puedo creer.


Pasa la tarde
muy mal vestida,
lleva una capa de hilo pesado,
los ojos turbios,
cansino el paso...
Pasa la tarde
y no saluda.
Su capelina cuelga de un brazo
y barre el piso:
baldosas, barro...
Falda con cola
que peina al ras...
los verdes yuyos mutan al gris,
y muerden tierra
en el adoquín...
Ni un perro ladra
y en una casa,
en el silencio de su zaguán,
se muere un viejo
sin pestañear...
Quiebran las plantas
con el calor
sus quietos tallos, sus flores truncas...
nos falta el aire,
no llueve nunca.
Un aguilucho
casi espantado
no encuentra opciones y alza su vuelo,
raudo se esfuma
siempre al acecho.
Pasa la tarde
y los vecinos
duermen desnudos a pata suelta...
un sexo agrio
ronca en la siesta.
Aquí no hay mares
sòlo ventanas
y un miedo denso donde nadar...
Es peligroso
vivir en paz...
Pasa la tarde
y explota todo,
ruge en las almas triste león...
que orina mugre
desde un balcón.
Pasa la tarde
y astuta monta
a una ambulancia que està en la esquina...
pierde en la acera
su capelina.
Con la sirena
que los asusta
asoman todos y se despiertan.
Pasò la tarde.
La llevan muerta.
Pasò la tarde,
en los edredones
crujen las horas desperdiciadas...
Pasò la tarde.
No pasò nada.
Encienden luces
municipales...
llegó la noche en un santiamén.
Abren los bares
para la sed.
Hùmeda abulia
por las veredas
trepa paredes hecha una loca
y sirve mesas
y llena copas.
De todos modos
bajan los mozos
las guillotinas de sus persianas.
Ciudad desierta.
Hasta mañana.                               



DECÌS...


Decís que me querès
porque te miro mucho
y con sòlo mirarte sè
todo el mal que vas a hacerme,
lo que vamos a reír bajo la lluvia
y cuando juntos nos cobijemos contra el viento.

Decís que me querès
y yo te creo. Te creo
porque alguna vez
- cuando sea tarde -
vos vas a decir que me querìas...
que còmo y cuànto me querìas...
Y esa vez si, que va a ser cierto.