jueves, 25 de enero de 2018

NECROLÒGICA (a Stella Maris Conforti)


En què poco espacio
se resume
el loco torbellino y el apuro,
esa intensa obsesión,
la eterna lucha
por lograr una esperanza
miserable.
aquí vamos, de domingo nuboso
a posibles tormentas,
con un perro mugroso
que insiste en revolcarse en osamentas.
aquí vamos, yo que fui
lleno de flores
a repartir aromas y colores...
¿què pasò? en gris definitivo
y en silencio absoluto
ahora, aquí, vamos...
a pie hasta el colectivo
no sè bien si a subirnos o a bajarnos.
no me digas, no me digas...
la culpa la tengo yo...
la culpa es mìa.
yo no pretendo ser
el perfume de todas las horas,
apenas un aroma
que sabès dònde està
y cuando quieras...
un aroma perenne
cuando te falte el aire
y los ojos se llenen
de sofoco y fatiga...
tan sòlo y nada màs,
un simple puente
qie te salve del rencor,
la envidia y el halago
de la gente...
pero apurate, enseguida,
no tengo toda la vida.
La ciudad crece,
el barrio està cambiando,
paredes, conejeras
del mundo suburbano.
Los vecinos se mueren como moscas
quièn sabe dònde, sin dar aviso.
La casa con jardín volò a la mierda:
una cochera y encima un entrepiso.
Ahora resulta que todos se presentan
como nietos de....
Te tratan con respeto, pero no sè...
Me voy al campo. Tomo conciencia
de que no dejo ni siquiera
descendencia.
noche de verano
en casa de pobre
donde nada falta
ni hay nada que sobre.

noche de verano
que yo no esperaba
soñando la gloria
que nunca llegaba.

Y la gloria es esta
de una noche pobre
donde nada falta
ni hay nada que sobre.
Los que ya no están
vienen a sentarse a mi lado
en los días en los que, como hoy,
no llueve, no llueve, y uno desespera.
Y hablamos mucho con los que ya no están...
Suelo pedirles perdón y agradecerles
y tomarles las manos al tun tun,
suelo acariciarles las palabras...
Porque los que ya no están
nunca màs se equivocan ni me esquivan,
poseen el código de para siempre
y, sobre todo, ya no se vanaglorian de nada.

Por eso, si te vas y tardas en volver, no te reprocho.
Yo  tengo con quien estar en esa ausencia
y ese es, sin duda, mi secreto. Un secreto
que puede ser de cualquiera.
Si. De cualquiera que haya crecido y se de cuenta.