Comprendo que no seas mía.
Pero duele. Vos sabés...
Uno lo pasa esperando,
llega el amor y después...
todo lo da, siempre tiene,
cela, rompe, pierde pie.
Y qué sé yo... ¡Somos tantos!
Tienta mirar, conseguir,
ir agrietando en abrazos
este cuerpo de vivir
y de pronto quedar solo...
¡qué cosa, vivir así...!
Comprendo que no seas mía.
Ya es bastante que no huyas,
que no inventes unos ojos
para irte a lunas turbias
mientras violo tus cerrojos...
¡qué vas a ser mía, vos...!
¡si ni siquiera sos tuya!
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