domingo, 7 de febrero de 2010

Ëpoca

Ahora se dice: gay. Es más cortito.
Y suena a cascabel, a campanillas...
Antes era pesada la palabra:
de submundo, de cosa clandestina.

Bajaron de la cruz. Sólo la arrastran
hasta donde permiten los recelos
porque la iglesia, como corresponde,
pone todos los gritos en el cielo.

Y lavándose en aguas de borraja
nos quieren explicar...ciertos Pilatos,
pero la diversidad les desbarata
cualquier explicación con tantos gajos.

Porque hay tanta "gaydad" entremezclada
que hasta el gay la mira sorprendido.
La pucha que cambió tanto la marcha
que él se ha vuelto puro como un niño.

Pues nada es definible en estos días
en que las viejas madres ya no vuelven
a recibir las culpas que les cargan
y la culpa la tiene el Gran Bonete.

Hay que culpar, culpar por donde fuere,
y hay que apurarse si es que aún se puede,
que el sexo despatarra grandes ancas
entre los hombres y entre las mujeres.

Y el sexo despatarra sus dos ancas:
salpica ambigüedad y todos quieren.
¿Quién dice no, quién pega, quién se salva
si el placer es lo único que tienen?

Fue una cuestión de alondras y belleza
casi siempre refugiada en un gran mito.
Era pesada, densa, la palabra.
Ahora se dice gay. Es más cortito.

3 comentarios:

  1. Aplaudo de pie, y aplaudo de a pie.

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  2. Pocos saben lo que tienen. Entonces¿Con qué parte pueden divertirse los idiotas? Si se puede coger hasta las piedras. ¿Porqué ponerle un nombre tan cortito? Buen retrato literario. Breve y amplio. Bien ESCRIBIDO. Mató mil.

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  3. Brillante!!!.Los ojos de Lucía y los míos estuvieron por aquí.Abrazo.

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