Me encierran en cuadraditos,
entre café y direcciones
y creen, a pie juntillas,
que no me saldré nunca
de sus casillas.
Yo soy diverso; no puedo
mantenerme en sus cabales.
Estoy un rato y escapo.
Les desconcierto el empeño.
Hago y deshago conmigo
y vuelvo para encontrarlos
aburridos
aburridos...
En sus listas prolijitas
suelen testarme con tildes
que se parecen a espadas.
No importa.
Yo llevo golpes de puño
en la mirada.
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