AMOR DE VERANO (CONSUELO DE SONSOS)
Tus pies felices en la arena blanca
y con uñas pintadas de turquesa
vienen y van a la altura de mis ojos
que parpadean al sol, justo a tus plantas.
Sombrillas verdes, amarillas, rojas,
se clavan hasta el mar como sombreros
y reìmos los dos mientras las olas
se rompen en el ansia de los cuerpos.
Mañana no vendrás y yo tampoco.
No habrá este cielo por sobre las cabezas
ni habrá el revuelo salvaje de gaviotas
enfrentando mis juegos y los tuyos.
Ninguno de los dos ha de olvidarse
de esta tarde en que atados a nosotros
logramos ser màs libres que la brisa
en la arena caliente de la playa.
Vamos a recordar al viejecito
que dijo: hay que pescar para comer barato
y hundió sus manos en la canasta inmensa...
¡Estaba llena, llena de peces movedizos...!
No quise saber nada. No quisimos...
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