Llegó el momento
de vivir despacio,
de ver el escalón,
respirar hondo,
de relentar la copa y el bocado,
de sorprenderse con una carcajada
que apenas es sonrisa en nuestra boca.
Llegó el momento
de dejar que pasen,
de dejar que griten
lo más fuerte posible,
que se apuren mucho,
que se traguen todo,
que se enreden en brazos imposibles
y se queden solos.
Llegó el momento
de hacerse el distraído
si es que no vimos bien
o no pudimos...
¿a qué negarlo ya? ¿para qué cosa?
ya está, ya fue, como se dice ahora,
digo, no sé, no creo, me parece...
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Gracias Maestro, me sacó la duda. Sus palabras cuidadosas me explican lo que siente. Está bueno(como dicen ahora)saber y dejar pasar. Ud.sí vio y Ud. sí pudo. Haga mentira, brindemos y comamos. Su risa es verdadera, contagiosa e irónica, lo más. Un abrazo.
ResponderEliminarCon qué tranquilidad me emocionó en tan pocas líneas. Exquisita su grandeza.Y parodiándolo a Ud. me animo a decirle:"Esa cabeza..." Gracias
ResponderEliminarEl título ya es genial, sin solución.
ResponderEliminarYo sólo quiero decir que algunas veces se siente la llegada del "momento", y lo único que se siente, lo único que ocurre, es eso, nomás: su llegada.