Las madrugadas son imprescindibles
si el día se ensució, para lavarlo;
si el día nos colmó, para festejo...
Las madrugadas son imprescindibles
mientras se fuma el último cigarro
y mudo se conversa con el perro
que no entiende qué hacés y que se duerme.
Las madrugadas son imprescindibles
porque a veces llega dios, de alguna forma
a tocarme, a mirarme y sostenerme.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
QUE DESCRIPCIÓN EXACTA Y LAS ÚLTIMAS ME SOSTUVIERON A MI TAMBIÉN Y ME ALEJARON DE LA ORFANDAD MADRUGUERA. GRACIAS
ResponderEliminar