jueves, 25 de enero de 2018

Los que ya no están
vienen a sentarse a mi lado
en los días en los que, como hoy,
no llueve, no llueve, y uno desespera.
Y hablamos mucho con los que ya no están...
Suelo pedirles perdón y agradecerles
y tomarles las manos al tun tun,
suelo acariciarles las palabras...
Porque los que ya no están
nunca màs se equivocan ni me esquivan,
poseen el código de para siempre
y, sobre todo, ya no se vanaglorian de nada.

Por eso, si te vas y tardas en volver, no te reprocho.
Yo  tengo con quien estar en esa ausencia
y ese es, sin duda, mi secreto. Un secreto
que puede ser de cualquiera.
Si. De cualquiera que haya crecido y se de cuenta.

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