miércoles, 29 de marzo de 2017



Pasa la tarde
muy mal vestida,
lleva una capa de hilo pesado,
los ojos turbios,
cansino el paso...
Pasa la tarde
y no saluda.
Su capelina cuelga de un brazo
y barre el piso:
baldosas, barro...
Falda con cola
que peina al ras...
los verdes yuyos mutan al gris,
y muerden tierra
en el adoquín...
Ni un perro ladra
y en una casa,
en el silencio de su zaguán,
se muere un viejo
sin pestañear...
Quiebran las plantas
con el calor
sus quietos tallos, sus flores truncas...
nos falta el aire,
no llueve nunca.
Un aguilucho
casi espantado
no encuentra opciones y alza su vuelo,
raudo se esfuma
siempre al acecho.
Pasa la tarde
y los vecinos
duermen desnudos a pata suelta...
un sexo agrio
ronca en la siesta.
Aquí no hay mares
sòlo ventanas
y un miedo denso donde nadar...
Es peligroso
vivir en paz...
Pasa la tarde
y explota todo,
ruge en las almas triste león...
que orina mugre
desde un balcón.
Pasa la tarde
y astuta monta
a una ambulancia que està en la esquina...
pierde en la acera
su capelina.
Con la sirena
que los asusta
asoman todos y se despiertan.
Pasò la tarde.
La llevan muerta.
Pasò la tarde,
en los edredones
crujen las horas desperdiciadas...
Pasò la tarde.
No pasò nada.
Encienden luces
municipales...
llegó la noche en un santiamén.
Abren los bares
para la sed.
Hùmeda abulia
por las veredas
trepa paredes hecha una loca
y sirve mesas
y llena copas.
De todos modos
bajan los mozos
las guillotinas de sus persianas.
Ciudad desierta.
Hasta mañana.                               

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