viernes, 17 de agosto de 2012

frío


Se fueron los abuelos
los padres
y los tíos.

Deambula por el desierto familiar
y ante tantas ausencias
se consterna.

Nunca lo contuvieron
pero estaban.
Se podía despotricar
porque existían.


Ahora ya no.
ya nadie nada.
¿Y qué hacemos en medio del desierto
sin cordón que marque pertenencia?

Es la orfandad del viejo
que ni siquiera reclama.
Es un viejo perdido
que finje y es feliz
el pobrecito.

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